La vida
transcurre, se te escurre entre los dedos. Querés parar, conservar, atesorar un
momento pero solo te queda guardarlo en la frágil memoria haciendo cada vez
esos recuerdos sean más ajenos… hasta por momentos llegan a sentirse que lo
vivió otro.
Se escapan, se
alejan, se anestesian. Y la sensación cada vez es más fuerte. Hacerse viejo
tiene un gran sentimiento de abismo. Ese reloj de arena que ya se dio vuelta,
en donde queda más arena abajo que arriba, que está contando en reversa sin saber ciertamente
los segundos que quedan pero con la certeza de que cada vez te quedan menos. Es saber que nunca más se volverá a
experimentar algunas cosas, y entender que por última vez se experimentará
otras.
En un cerrar y
abrir de ojos la vida pasa, más rápido de lo que creíamos… lo eterno se
evapora, lo que duraría por siempre se desvanece. Y nos quedamos abrazados al
desconcierto de lo que sabemos todos: que esto alguna vez se acaba.
Estas circunstancias pueden influir en que los pensamientos se hagan más negativos. No necesariamente más certeros.
ResponderBorrarSaludos.
Es verdad. a veces una nube negra se pone arriba de nuestra cabeza, y parece que es eso... y no el cielo lo que nos cubre.
Borrar"Hacerse viejo". :O :O :O
ResponderBorrarDejo de pasar un tiempito por acá y... ya te volviste vieja. XD XD XD
Te mando un abrazo, piba.
Dicen que hay dos edades la que uno siente y lo que tiene.... me parece que la que siento pesa más de la que tengo.
BorrarDicen que hay dos edades la que uno siente y lo que tiene.... me parece que la que siento pesa más de la que tengo.
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